Ánimas, Almas, Almas en pena, espíritus sin descanso, sin
evolución, errantes y en ocasiones, peligrosos.
La creencia en este
estado tras la muerte ha acompañado al hombre desde hace milenios y en el caso
de Asturias, hasta bien entrado el siglo XX.
Ejemplo de ello son
unas pequeñas capillas u oratorios que podemos encontrar en lugares bastante
apartados, si somos afortunados. También en otras comunidades como Galicia
aparecen y se conservan, motivo sospechoso que la presencia de las mismas
aumenta a medida que discurrimos hacia el Oeste por el Camino del Norte de
Santiago, el más primitivo.
Estas pequeñas
capillas son antiguos altares, oratorios, protegidos a la intemperie por
su construcción, simple, semejante a una ermita pero de
escasas dimensiones; las justas para proteger del tiempo sus los elementos
interiores, velas y ofrendas. Sus muros de sillarejo no superan el metro y
medio de alto, y bajo su tejado a dos aguas, las capillas de ánimas apenas perduran
en nuestros tiempos. Siempre las encontramos en los entornos más rurales,
algunas veces más ocultas y otras no tanto. Depende de la transformación que el
tiempo haya dado a los cruces de caminos, pues algunos hoy día son carreteras,
unas pueden ser más grandes, otras simplemente caminos asfaltados pero otras
están más escondidas, donde el paso del hombre apenas se recuerda y donde la
vegetación prosigue su imparable trabajo. Así, perdidas por bosques perdura la
auténtica magia que poco a poco desaparece en nuestro tiempo. La tradición oral
justifica cada ubicación de estas capillas con un origen distinto, en algunas
ocurrió alguna muerte violenta, otras fueron creadas como promesa de algún fiel
ante dios o un difunto e incluso otros puntos eran lugares de descanso en las
procesiones a pie con el ataúd del muerto hasta el cementerio, entonces ahí
paraban y realizaban algunas oraciones. Estos altares eran creados por vecinos
y otras veces por la iglesia, pero son, en definitiva, un refugio cristiano, un
terreno sagrado ubicado en los cruces de caminos para la salvación de todos
aquellos caminantes que pudieran ser sorprendidos por algún tipo de mal del
demonio, capaz de adoptar muchas formas, de la brujería o de las almas en pena
en procesión, como se conoce a la Santa Campaña o en tierra asturianas se
denomina Güestia.
Les dejamos con el vídeo para averiguar más recuerde también que este tema aparece recogido en el libtro "50 Lugares Mágicos de Asturias", David Madrazo, de Ediciones Cydonia.
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